En mi excursión por las riberas del Calamón fui sorprendido por los avisos amenazadores de los guardianes del puente, que con sus ladridos disuaden al visitante de adentrarse más allá del lugar que pisa. Así lo hice, yo los respeté y ellos me respetaron también, dejándome tomar unas fotos.
viernes, 16 de abril de 2010
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